Donald Trump volvió a encender la polémica, esta vez contra la NFL. El expresidente tachó de “afeminada” la nueva norma que modifica las patadas iniciales y pidió eliminarla de inmediato. Según él, la regla “arruina” la esencia del deporte, caracterizada por el choque, la velocidad y la energía.
El cambio, implementado en la temporada 2025 tras una fase de prueba, busca reducir lesiones graves. La medida limita los bloques antes de que el balón esté en juego, acerca las posiciones de arranque y establece que los touchbacks comiencen en la yarda 35. La liga sostiene que así se minimizan los impactos de alta velocidad y se eleva la tasa de retornos.
Trump no está convencido: asegura que el nuevo formato es tan peligroso como el anterior y que, además, “se ve fatal”. Sin embargo, los números cuentan otra historia. En las primeras semanas, el 77% de los kickoffs terminaron en retorno, un salto significativo respecto a campañas previas. Paralelamente, se reporta un descenso de conmociones y lesiones vinculadas a estas jugadas.
El debate trasciende el reglamento: enfrenta la tradición de un deporte forjado en el contacto físico contra la necesidad de adaptarse a una era más consciente de la salud de los atletas. Para algunos, el futbol americano debe evolucionar si quiere garantizar la seguridad de quienes lo practican; para otros, cualquier modificación amenaza con diluir la identidad del juego.
La controversia está servida: ¿es la NFL menos intensa con esta medida o simplemente más inteligente al priorizar la seguridad?