La Secretaría de Energía (SENER) lanzó una convocatoria crucial que marca un cambio en la política energética nacional. Este plan busca la participación de la iniciativa privada en la generación de energías limpias, específicamente fotovoltaica (solar) y eólica (viento).
La medida, vista como una señal de voluntad política de la nueva administración, busca sumar 6 gigavatios (GW), o 6,000 megavatios (MW), al sistema eléctrico. Una especialista en el tema, Rosanety Barrios, señala que esta cantidad es aproximadamente la necesaria para terminar con los molestos apagones que afectan a los ciudadanos.
La estrategia se ciñe a lo estipulado por la Constitución, que exige que el Estado mantenga una participación prevalente del 54% de la energía inyectada a las redes. Por ello, el plan de SENER está diseñado para que los privados nunca rebasen el 46% del total.
Aunque el diseño es "rígido" y centralizado, respeta el orden económico: entrarán primero los proyectos que generen la energía más barata. El riesgo principal del modelo es la planeación centralizada: si el Estado sufre retrasos en sus proyectos, el privado no puede construir más para cubrir la demanda.
Un gran inconveniente de la primera convocatoria fue el tiempo: solo se dieron cinco días para que las empresas definieran si entraban, comprometiéndose a hacer inversiones importantes. Por esta razón, se espera que solo participen plantas que ya estén muy adelantadas o prácticamente listas.
Las empresas interesadas son fundamentalmente europeas, muchas de las cuales ya operaban en el sexenio anterior. Este esquema permite a la CFE (Comisión Federal de Electricidad) asociarse con privados para construir plantas, y dicha inversión contaría dentro del 54% estatal.
El presente obliga a pensar en el futuro.
El presente obliga a pensar en el futuro.
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