La alianza del llamado PRIAN ha llegado a su fin. Tras el anuncio definitivo del Partido Acción Nacional (PAN) de no concretar más coaliciones, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se enfrenta a una crisis existencial: la imposibilidad de sobrevivir en solitario.
El mensaje del PAN es claro: además de una ruptura, es una estrategia para arrebatarle los votos al partido tricolor. Esta táctica busca emular la que, en su momento, aplicó Morena contra el PRD: establecer alianzas para luego vaciar al socio de capital político.
El PRI, que en elecciones recientes adoptó posturas de derecha con un perfil nacionalista conservador, se ha quedado sin un nicho claro. La pregunta que ronda en las columnas es: ¿el partido está muerto?
Sus únicos reductos de poder, los gobiernos de Coahuila y Durango, son irónicamente entidades que históricamente poseen un marcado "ADN panista". Sin una reconexión visible con la ciudadanía, la expectativa de supervivencia del PRI como fuerza de oposición es nula.
Sus únicos reductos de poder, los gobiernos de Coahuila y Durango, son irónicamente entidades que históricamente poseen un marcado "ADN panista". Sin una reconexión visible con la ciudadanía, la expectativa de supervivencia del PRI como fuerza de oposición es nula.
No todo está perdido, el partido que ha sabido sobrevivir en diferentes circunstancias, podría acomodarse en el nuevo espectro político, quizás sirviendo como un partido bisagra para impulsar ciertas reformas. Otra vía podría abrirse con la próxima reforma electoral de la presidenta Claudia Sheinbaum, la cual se dará a conocer en febrero del año entrante.
Este nuevo arreglo podría crear un espacio seguro para el PRI, similar al que ocupaba el antiguo PARM (Partido Auténtico a la Revolución Mexicana), que operaba como una rémora del partido dominante. Esta posibilidad refuerza la idea que ha circulado: la inmortalidad del PRI se debe a su capacidad de camuflaje cromático, es decir fusionando el rojo y el guinda de Morena.
Una cosa es clara, el futuro del partido es obscuro.
Una cosa es clara, el futuro del partido es obscuro.
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